En el núcleo de una estrella joven como es nuestro Sol se dan reacciones tan violentas que, si se diera el caso, podrían acabar con la vida tal y como la conocemos hasta ahora. Debido a una tormenta solar, la humanidad se ha visto obligada a abandonar la Tierra para buscar refugio en la Luna y Marte. Esta tormenta, la mayor registrada hasta la fecha, debilitó el campo magnético terrestre hasta tal punto que simples erupciones solares posteriores acabaron por destruirlo, junto con la atmósfera. ¿La consecuencia?: el planeta azul dejó de rotar sobre sí mismo y quedó reducido a escombros debido a fenómenos catastróficos. La cuna de la vida es ahora un planeta inhabitable, a merced del frío y de la radiación ultravioleta. La humanidad ha prosperado en colonias, trabajando duro para volver algún día al lugar que le pertenece.