Quien escuche decir que el Estado no ha existido siempre en las sociedades humanas, calificar esa afirmaci¢n como inconcebible. El Estado ha sido en el pensamiento jur¡dico un presupuesto incuestionable de la organizaci¢n social, que raramente se estudia cr¡ticamente. La doctrina tradicional liga la vida del Estado y lo justifica para siempre partiendo, a su vez, de la llamada esencia natural inmutable al hombre, como algo inherente a ‚l, a las formas de organizarse socialmente. Y ello escamotea las posibilidades de lograr una visi¢n cient¡fica, que debe partir de considerarlo como un fen¢meno determinado hist¢ricamente. Las escuelas cl sicas suelen presentar al derecho como un fen¢meno atemporal que hay que estudiar tal y como existe. Para la mayor¡a de los abogados resulta casi imposible imaginar que el derecho haya tenido un origen hist¢rico. Suele asumirse que existi¢ y existir eternamente. Que toda sociedad ha tenido siempre alguna forma de leyes o derecho, aunque fuese en forma incipiente. Lo mismo se piensa del Estado, que no se cuestiona. Los doctrinarios tradicionales afirman, vigorosamente, que e