A sus cuarenta y cinco años, tras una vida marcada por heridas del pasado que no terminan de cicatrizar, Javier sigue sin encontrar la paz. Ni los años de terapia ni las pastillas parecen ayudarle a superar los traumas que arrastra desde la infancia. Hasta que su psicólogo le propone algo distinto: acudir a una residencia de ancianos para escuchar las historias de quienes ya han recorrido gran parte del camino.
Allí conocerá a Antonio, un hombre de ochenta y ocho años con una memoria prodigiosa y una sonrisa que se resiste a apagarse. En los encuentros que comparten, Javier descubrirá en las palabras de Antonio mucho más que recuerdos: una vida llena de amor, pérdidas y segundas oportunidades.
A través de esas charlas, ambos hombres aprenderán que mirar atrás no significa quedar atrapado en el dolor, sino encontrar en los recuerdos la fuerza para seguir adelante. Porque el destino, caprichoso y sabio, siempre sabe cómo unir las vidas que están destinadas a iluminarse mutuamente. Una novela intimista sobre cómo dos vidas marcadas por el dolor acaban encontrando, una en la otra, la oportunidad de volver
