Detrás de cada piedra hay una historia, un mito, una leyenda o unalección que hay que aprender. Hay que saber asumir nuevosplanteamientos. Actitudes y comportamientos encorsetados impiden quela investigación progrese. Hay que pensar lo impensable y poner entela de juicio aquello que se cree conso-lidado. Cuando se practica el saludable ejercicio de la duda, aparecen multitud de factores queabren nuevos horizontes en los que lo improbable no es sinónimo deimposible. No hay que temer al descrédito, pues la ideas innovadoras,aquellas que tarde o temprano obligan a reescribir teorías ypostulados, tardan mucho en ser consideradas y aceptadas. Son muchaslas cosas que se han perdido en el olvido, en el fondo de la memoriahistórica que hay que recuperar. Si la Arqueología trae el pasado alpresente, con ella podremos recuperar nuestra conciencia histórica ysaber más de nuestros orígenes, en definitiva, de nosotros mismos,trasladándonos hasta el crepúsculo del Hombre.