EL PRIMER DIA DE LA GUERRA SEGUNDA REPUBLICA Y GUERRA CIVIL MELILLA

EL PRIMER DIA DE LA GUERRA SEGUNDA REPUBLICA Y GUERRA CIVIL MELILLA

Editorial:
MELILLA CIUDAD AUTÓNOMA DE MELILLA
Año de edición:
Materia
HISTORIA
ISBN:
978-84-15891-04-8
Páginas:
567
Encuadernación:
RÚSTICA
Disponibilidad:
Agotado

14,00 €



04 de julio de 2013. 16:58h Juan Beltrán.

"No estaban previstos ni el lugar ni la hora. Solo un mes antes del 17 de julio de 1936, los planes del general Emilio Mola, "director" de la conspiración contra el Gobierno del Frente Popular, solo concedían un papel secundario a las unidades militares españolas del norte de África, ante un golpe de Estado que sería básicamente "peninsular". Así comienza el periodista y escritor Miguel Platón, la introducción de su libro "El primer día de la guerra. Segunda República y Guerra Civil en Melilla", -editado por la Consejería de Cultura de la Ciudad Autónoma de Melilla-, que ha sido presentado con la presencia del presidente de dicha ciudad, Juan José Imbroda, que destacó "el rigor histórico de una investigación que desgrana estos días de Melilla con relatos novedosos sobre la ciudad que yo mismo desconocía y la conspiración en toda España".

Platón sostiene que el adelanto del alzamiento contra la República en Melilla a la tarde del 17 de julio perjudicó la rebelión. "Sin el mismo, es posible que solo hubiese durado escasamente unas semanas, en lugar de tres años de Guerra Civil. Ese adelanto lo cambió todo porque se hizo contra la dirección de Mola y los planes de Franco. Se produjo por el aviso de un infiltrado que los políticos locales del Frente Popular tenían en la Falange melillense. De hecho, Franco tenía previsto despedir a su familia en el puerto de Las Palmas la tarde del domingo 19 y desplazarse al Protectorado de Marruecos para el inicio del golpe el 20 o, incluso, el 21 por la mañana -observa Platón-. Con lo cual, se adelantó al menos tres días, lo que provocó que los planes de Mola y Franco se trastocaran y el gobierno de Santiago Casares Quiroga pudiera reaccionar. Se produjo un retraso en el movimiento de las tropas de África, que permitió al gobierno de la República organizar la defensa de Madrid". Por otro lado, el autor destacó "la paradoja de una ciudad tan a la izquierda como era Melilla en ese tiempo, donde había ganado por una gran mayoría el Frente Popular, que fuese donde comenzó la sublevación contra el Gobierno de la Segunda República".

Sobre el por qué de este libro, el autor–nacido en Melilla- manifestó que "la historia del 17 de julio en esta ciudad estaba ahí, pero poco contada. Un acontecimiento importante porque fue el inicio de un conflicto que cambió la vida de 24 millones de españoles y tuvo gran eco internacional. Su conocimiento es deficiente, en parte por sectarismo y también por falta de trabajo e investigación. Muchos de los archivos que visité estaban vacíos –a veces era el único investigador-, como el del campo de concentración de la Alcazaba de Tetuán, que nadie había tocado y estuvo en Melilla hasta 2011. Ahora se encuentra en el Archivo Militar de Guadalajara. También los de Salamanca, Ávila y Segovia. Igualmente –continúa Platón-, se ha ignorado durante mucho tiempo el testimonio de familiares de aquellos protagonistas del alzamiento el 17 de julio. Nadie, ningún historiador, ha preguntado a las familias, que conservan de forma escrita y oral lo acontecido aquel día. A mí me ha llevado cinco años de investigación". Para el autor, la conclusión es "que aquello fue más determinante de lo que se cree. El inicio de la sublevación estuvo en el norte de África porque era los mejor instruidos y preparados. Eran pocos, pero eran los mejores. Mola pensó en Franco porque era un general de gran prestigio, pero todo su plan se vino abajo por el chivatazo en Melilla. Faltó cooperación por el desconocimiento de lo que estaban haciendo los demás".

Leer más: "EL PRIMER DÍA DE LA GUERRA. Segunda República y Guerra Civil en Melilla", de Miguel Platón http://www.larazon.es/el-primer-dia-de-la-guerra-segunda-republica-EY2890798#Ttt1PPVHWuwj4TQ4
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Durante la primera mitad del siglo XX, y siempre en la segunda quincena de julio, el centro de gravedad de la historia de España pasó tres veces por Melilla: en 1909, 1921 y 1936. Ninguna coyuntura fue tan crítica como la última, cuando una guerra civil de casi tres años comenzó, de manera imprevista y un tanto desconcertante, a la 16:20 de la tarde del 17 de julio, con un amago de enfrentamiento entre veinte hombres armados, de los cuales sólo uno conocía lo que estaba pasando. Un sargento legionario portugués fue el organizador de la primera fuerza movilizada, sin saber para qué. En la ciudad había amplia mayoría de izquierda y parte del escaso público que estaba en la calle, durante esa calurosa tarde de verano, escuchó con escepticismo y hasta alguna burla la proclamación del estado de guerra. Durante horas, los militares rebeldes se encontraron aislados. Sólo controlaron la ciudad cuando llegaron, desde el vecino Protectorado, unidades de la Legión y Regulares, integradas en gran medida por extranjeros. Fueron precisamente un sargento y un soldado marroquíes los primeros muertos de la Guerra de España, caídos en suelo de su país apenas dos horas después del inicio de la sublevación.

Pasaron horas antes de que el director de la conspiración, Emilio Mola, y el general que debía iniciar el movimiento, Francisco Franco, supieran que la sublevación había empezado; en contra de los planes del segundo, que no había previsto comenzar antes del 20 de julio. No menos sorprendido fue el Gobierno de Santiago Casares Quiroga, puesto que no había precedente de unidades del Norte de África implicadas en una rebelión. Unos y otros actuaron con torpeza durante unas horas cruciales y no tomaron medidas que hubieran podido resultar decisivas, con lo que el alzamiento militar tuvo éxito a medias y antes de 48 horas derivó en guerra civil.