El protagonista de esta historia es López Yañez, un niño granadino, nieto e hijo de musulmanes, al que su padre, para protegerlo de los sucesos que anunciaban la discriminación y expulsión definitiva del pueblo morisco, le hace entrar en la Casa de la Dotrina del Albaicín en el año 1562. Allí iniciará una nueva vida que le llevará a ingresar en la Compañía de Jesús. Ya con la identidad de Ignacio de las Casas llegará a ser uno de los hombres de la Iglesia más reconocidos de su tiempo. Cuando se produjeron los descubrimientos de Torre Turpiana en 1558 y de los libros plúmbeos del Sacromonte en 1595, regresa a Granada, por expreso requerimiento de su poderoso arzobispo, don Pedro de Castro, con el deseo de que diera por cierto lo que de aquellos hallazgos parecía desprenderse. Por el contrario, la rectitud de Ignacio de las Casas en su investigación y sus dudas de que todo pudiera ser un engaño, le hicieron enfrentarse al arzobispo y a los estamentos más altos de la sociedad granadina.