En el siglo XIX se produce en los países industrializados un crecimiento económico, político y cultural motivado por la Revolución Industrial, que también llegó a las artes gráficas y a la encuadernación. En España ese crecimiento económico derivado de la industrialización no fue tal, a excepción de focos localizados industriales como Madrid, País Vasco y Barcelona, siendo un país centrado en la economía agrícola y escasez de alimentos. Factor importante para el débil progreso económico fue también la política, llena de inestabilidad por sus continuos cambios...