ETEA ESCUELA DE TRANSMISIONES Y ELECTRONICA DE LA ARMADA

ETEA ESCUELA DE TRANSMISIONES Y ELECTRONICA DE LA ARMADA. ELECTRONICA DE LA ARMADA MARINETEA

Editorial:
ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS MARINEROS
Año de edición:
ISBN:
978-84-613-8476-1
Páginas:
177
Encuadernación:
Rústica
Disponibilidad:
Agotado

15,00 €

Cuando la ETEA era una utopía sobre papel
En 1952 el comandante Álvarez-Ossorio redactó un proyecto para encumbrar la Escuela Naval a centro formativo de la Armada
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Boceto de la ETEA proyectado por Álvarez-Ossorio en 1952, cuando diseñó los principales edificios. // Fotos: Marinetea-Museo Naval de Ferrol
Boceto de la ETEA proyectado por Álvarez-Ossorio en 1952, cuando diseñó los principales edificios. // Fotos: Marinetea-Museo Naval de Ferrol
Antes de saltar a los titulares por el futuro de sus inmuebles y terrenos, la ETEA fue durante décadas una prestigiosa escuela de la Armada. Manuel Álvarez-Ossorio, artífice de esa dotación, redactó en 1952 su Proyecto, un legajo con planos, bocetos, listas, precios... sobre los que tomó forma la Escuela de Transmisiones y Electricidad. Ese libro marca hoy la génesis de la ETEA.

CARLOS PREGO En los años cincuenta representaba el legado de un militar con vocación de archivista; medio siglo después, historia. El empeño de Manuel Álvarez-Ossorio –comandante de la ETEA entre 1952 y 1965– por convertir las instalaciones de Teis en un centro de referencia dentro de la Armada tiene su fiel reflejo en un extenso legajo que la Asociación Marinetea ha rescatado de las estanterías del Museo Naval de Ferrol. El volumen, rubricado por el propio Ossorio en el 52, representa la mejor instantánea de cómo era el centro en 1951, año en el que el Gobierno decide subir su categoría de Estación Naval a Escuela de Transmisiones y Electrónica; y del ambicioso conjunto que se proyectaba en Teis. Con minuciosidad de escribano, Ossorio lo anotó todo: fechas, dimensiones, precios... Algunos, como el futuro edificio "Faraday" o la entrada de sillería, llegaron a fructificar; otros, como una espléndida capilla con un "cruceiro tradicional", fueron víctimas de las estrecheces económicas de una España que todavía empezaba a avivar su industria.
Lejos de Teis, una parte de los orígenes de la ETEA deben buscarse en los muelles de Vigo, donde entre 1942 y 1947 los futuros marines recibían su formación a bordo del buque Navarra. Ese año el por entonces capitán de fragata Álvarez-Ossorio presentó un proyecto para pasar las clases a una "Escuela Superior de Electrónica" que permitiría "potenciar" la Marina de Guerra. Unos años después, en 1951, el Gobierno le daba la razón y tomaba la decisión de trasladar la actividad a la Escuela de Transmisiones que funcionaba desde 1939 en la playa de Ríos. De esa forma los terrenos de Teis avanzaban hacia su perfil definitivo tras albergar desde 1916 el Parque de Abastecimiento y, más tarde, una Base Naval con un discreto fondo de 200 pesetas al año. La Escuela no empezó a desarrollarse sin embargo hasta 1952, año en el que Álvarez-Ossorio toma posesión de la comandancia del centro y redacta el Proyecto de la Escuela de Transmisiones y Electricidad de la Armada. En sus páginas –rescatadas ahora por Marinetea– se perfila la que será la silueta definitiva de la ETEA.
"Buscamos y rebuscamos para encontrar todo lo relacionado con la historia de la Escuela de Transmisiones y al final nos topamos el libro del Proyecto en el Museo de Ferrol", explica el presidente del Club, Carlos Pérez. El documento ofrece, en palabras de Ossorio, un "estudio de las obras necesarias para la solución definitiva de la instalación" tras una primera fase que se planteaba como "solución inmediata y transitoria para resolver de manera momentánea, aunque en forma precaria, la centralización de estudios en la Escuela". El boceto apuntaba alto ya por entonces, al marcarse como reto, "sin inadecuados lujos ni sordidez", ponerse al nivel del resto de los centros que la Armada tenía diseminados por España. El texto es soñador pero realista. A lo largo de sus páginas, Ossorio exige un presupuesto por encima de las 90.000 pesetas anuales consignadas y se resiste a dar una fecha para las obras, al entender que las condiciones en las que se debía sacar adelante el proyecto "dificultan la predicción de los plazos de ejecución requeridos". Como fecha "aproximada" el comandante se daba dos años, aunque el derribo de los barracones para cimentar el edificio de Dirección se realizó en 1956 y las obras del edificio "Faraday", el muelle Este y el "Hertz" no se finalizaron hasta 1958. La torre del "Faraday", la antena de radar y el inmueble "Siemens" tuvieron que esperar aun hasta 1963.
El Proyecto de Ossorio prevé como gran obra el edificio "Faraday", un inmueble "de traza sencilla que armoniza con el lugar y las construcciones que lo enmarcan" que se dividiría en tres plantas, una torreta que incluiría el laboratorio magnético y la torre con el reloj principal. A él se suman otras dotaciones, como el edificio de servicios generales, la central eléctrica o el almacén de minas submarinas –con capacidad para 630 piezas–. Pero no son las únicas. El boceto del comandante planteaba una capilla para "satisfacer la importancia de la formación moral y religiosa de los alumnos". "Está situada de manera céntrica y sus líneas ornamentales se escogen armonizando con el lugar, destacando su acceso por una verja de hierro que limita un ante-atrio, rústicamente pavimentado con losas concertadas y realzado lateralmente por un crucero típico regional", deja escrito Ossorio. El precio de la obra "nonata" ascendía, según sus cálculos, a 160.000 pesetas. La puerta de la ETEA, con "piedras concertadas y labradas" y que se levanta para "sustituir el antiguo y pobre portón de madera" costaría otras 80.000 pesetas a las que se sumaban las 440.000 de la muralla exterior. En el escrito de arranque de la ETEA Ossorio detalló incluso la plantilla que necesitaría la Escuela, con capitanes de fragata y corbeta, tenientes, alféreces, capitanes... pero también un buzo, un capellán, torneros, sopletistas o pintores.

El capitán de fragata que tuteló 13 años el futuro de la Escuela de Transmisiones
A Manuel Álvarez-Ossorio la historia le liga doblemente con la ETEA: no solo fue el artífice de la Escuela de Transmisiones en sus orígenes, sino que ostenta el mérito de haber sido el comandante que asumió durante más años la responsabilidad del centro. Entre 1952 y 1965 todo lo que acontecía dentro de las murallas de la Escuela en Teis pasaba por la mesa de su despacho.
"Estuvo 13 años en la ETEA y fue la persona que impulsó y asentó la Escuela", explica Carlos Pérez, presidente del Club Marinetea, quien remarca la importancia de Ossorio. Sus planos y los bocetos de su Proyecto de la Escuela de Transmisiones y Electricidad de la Armada sirvieron como base y palanca a la Escuela. "Menos la capilla se construyó todo lo que planeó", anota Pérez.
El responsable del Club destaca así mismo la meticulosidad de Ossorio, gracias a la cual hoy podemos conocer los orígenes de la Escuela. "Lo archivaba todo; era una persona muy cuidadosa y guardó planos, listas...", abunda Pérez. Su legado queda reflejado en el libro ETEA, Su Crónica, publicado en 2010 por Ricardo Fernández Folgado, quien llevó los mandos de la Escuela entre 2000 y 2002.

Antiguos marineros, militares, estudiantes, profesores y vigueses recordaron la historia de la Escuela de Transmisiones y Electrónica de la Armada ayer durante la presentación del libro ?ETEA. Su crónica?, que tuvo lugar ayer en el Centro Social Caixanova. La publicación, firmada por Ricardo Fernández Folgado, hace un repaso desde su nacimiento, en 1916, como Base Naval de Río que reparaba minas y torpedos, hasta convertirse en la Escuela de Transmisiones y Electrónica de la Armada (ETEA), la única en su modalidad en España. Además se detiene en aspectos relacionados con la escuela como el Puerto, la Casa Real, los comandantes directores y la Marinetea. La estructura es principalmente gráfica, con una amplia documentación fotográfica, organizada por años. El vicepresidente de la Diputación y presidente de Turismo Rías Baixas, Chema Figueroa, abrió el acto de presentación afirmando que este libro ?recoge la historia de los 80 años de la institución en Vigo?. Además destacó ?la aportación de la ETEA en la formación de grandes profesionales en electrónica y electricidad que pasaron a formar parte de importantes empresas asentadas en Vigo y destacó el vínculo de la institución con la ciudad y, concretamente, con Teis. En este sentido, afirmó que ?como responsable político me siento avergonzado de ver cómo estaban y cómo están ahora las instalaciones de la ETEA. Espero que haya pronto un acuerdo para que el proyecto para los 120.000 metros cuadrados del recinto de la ETEA, situados en una zona estratégica, se convierta en una realidad?. A continuación intervinieron el autor del libro, Ricardo Fernández Folgado y el presidente de Marinetea, Carlos Pérez. El autor agradeció el apoyo de la Diputación por ?dar vida a este proyecto que permite dar continuidad, de alguna manera, a la ETEA?. En su intervención, y apoyado por proyecciones, dio a conocer a los asistentes la historia de la ETEA desde su nacimiento en 1916 hasta su traslado a Ferrol en 2002. Carlos Pérez, presidente de Marinetea, tomó la palabra para asegurar que ?hayamos llegado a buen puerto con este libro.