La brutalidad de un padre, la indiferencia de un hermano y la sumisión de una madre marcan la infancia y la adolescencia de Lalín. Trabajando desde chico en Alcalá de Guadaira, se ve atrapado en un ciclo de humillaciones que, poco a poco, moldearán su actitud. Sin embargo, tendrá oportunidad de hacer valer sus capacidades creativas y sus suficiencias laborales. Parejas y amistades dejarán huella ante la falta de recursos y herramientas de afrontamiento emocional que caracterizan a Lalín. Confundiendo aceptación con conformismo o perdón con indefensión, mostrará los estragos de la búsqueda desesperada de la compañía. Esta crónica, cargada de costumbrismo visceral, se cruza con las demandas de una sociedad donde la diferencia no tiene cabida.