Rescatado en un lugar remoto del Ártico, el doctor Victor Frankenstein nos relata su tragedia: cuando era estudiante de filosofía en Ginebra se obsesionó por lograr descifrar la fórmula para dar vida a la materia inanimada. Mientras hacía progresos, se dedicó a reunir partes de cuerpos humanos para construir una criatura de apariencia humana, a la que consiguió dar vida mediante una descarga eléctrica. Pero esta criatura, dotada de una altura y una fuerza física descomunales, tenía un aspecto tan espantoso que inspiraba terror a todos los que la veían. El sentimiento de repulsión que despertaba y la soledad a la que se vio condenada provocaron que se rebelara contra su creador.