Hubo una vez una vez una noche oscura llena de brillantes estrellas, en la que reinaba, a lo lejos, la Luna llena. Esa vez y esa noche, las brillantes estrellas y los distraídos planetas abandonaron la esfera celeste y descendieron a la Tierra, pensando que aquí nunca pasarían frío, y que el Sol al salir cada mañana celentaría sus hogares...