El prestigio de Rabelais se ha forjado sobre su irresistible y excepcional comicidad, pero lo cierto es que fue un humanista que procuró aunar las tradiciones clásica y cristiana en una tercera, al reencuentro con la calidez de lo humano. Las dificultades de comprensión que a menudo han hecho ilegibles estas novelas se han salvado con unas notas de presentación que abren cada capítulo.