La variedad en la forma de vivir y expresar la propia identidad sexual y de género es una realidad manifiesta en nuestra sociedad. Acercarse a la disforia de género, de los menores en concreto, conlleva poneren la palestra la realidad del sufrimiento de muchas personas que nose reconocen a sí mismas y que cuando se miran en el espejo no seaceptan ni se quieren. Desdeñar esta situación refiriéndose a ellacomo ideológica o de «personas raras y enfermas» supone despreciar sus heridas y sus lágrimas. En Género, sexo e identidad, desde elprincipio ético de la responsabilidad y desde un enfoquemultidisciplinar, Fernando Bueno hace una rigurosa reflexión académica para mirar el rostro maltrecho de estas personas y salir a suencuentro.