Con trazo lírico, despojado e irónico, Katya Adaui ensaya su teoría de la paternidad: un mapa opaco en el que los seres humanos rastrean con fuerza e inteligencia cómo sobrevivir a la crianza. Pudorosos ante lo íntimo, apaciguados con los parecidos, enervados por lo familiar, esquivan los golpes, afrontan los abandonos y buscan cualquier prueba de ternura y felicidad para redimirlos.