"He visto a muchos hombres y mujeres en su último viaje sumirse en una profunda depresión, superados por el dolor y la desesperanza; a otros muchos, resistiéndose a aceptar la marcha., rogando tratamientos que se les deniega por ineficaces y agresivos, buscando remedios inexistentes, luchando sin cesar, sin reparar en que el tiempo de la lucha ya pasó; incapaces de frenar; nadando a contracorriente.
Pero también es verdad, no es menos cierto, que he conocido a otros muchos que han sabido sobreponerse a sus momentos de duda, miedo y angustia, ¡cómo no tenerlos!, reconocer y aprovechar el tiempo que les regala la enfermedad; y crecer. Hombres y mujeres capaces de afrontar y enfrentarse a su final en entereza y lucidez, dejando tras de sí un recuerdo irrepetible y enriquecedor."