Presenta 22 instrumentos musicales asociados a los diferentes casos de maltrato que sufren los ancianos. Su autora no se conforma conconocer el sufrimiento y la incomprensión de aquellas personas que sequedaron ancladas en el pasado y que siguen manifestando el deseo deseguir refugiadas en la oscuridad de sus decisiones. Ella compone unamelodía donde el poder de la música despierta una serie de emocionesque devuelven a las víctimas la ilusión y el sentido de la vida.Escrito con mucha ternura y con la responsabilidad y el deseo dealiviar las heridas que dejan los comportamientos erróneos. En lasculturas democráticas, como definimos la nuestra, existen testimoniosque su autora recoge con intención de dejar huella e impedir que elmaltrato suene como una melodía normalizada, en lugar de advertir quees una extraña disonancia que desafina y resuena en nuestro interiorpara evitar que se repita. ¡Cuánto debemos a nuestros mayores! Si elencuentro con los ancianos estuviera lleno de amor, de afecto y derespeto, entenderíamos mejor que llegar a viejo es un regalo, hastaque se oscurezca la estrella de la