Interacciones (2011-2015)
Texto: Javier Vallhonrat, 2015
Organizado en cinco partes, (42ºN, Deriva standard, Registro del margen, Fricción límite y Eolionimia), el proyecto Interacciones ha sido desarrollado durante los numerosos itinerarios que entre 2011 y 2015 Javier Vallhonrat ha llevado a cabo en diferentes nichos glaciares y entornos de alta montaña o climatología extrema en diversas partes del mundo. El artista ha trabajado en estos ámbitos creando imágenes donde se confrotan y friccionan la incertidumbre y la imprevisibilidad con la humana necesidad de control y previsibilidad.
Una de las expresiones del gran proyecto moderno, construido sobre paradigmas de predicción y control, está en el titánico esfuerzo de las sociedades avanzadas por domesticar la naturaleza y sus impredecibles fenómenos con la ayuda de la ciencia y la técnica.
Los modernos sistemas de medida y predicción generan la ilusión de objetivar los fenómenos que actúan sobre nuestro planeta en forma de clima atmosférico y otras manifestaciones, propiciando que complejas redes de proyectos y actividades financieras, industriales y comerciales a escala planetaria, se organicen alrededor de estas predicciones.
Sin embargo, una gran paradoja de la modernidad se relaciona con esa organización: el alto grado de imprevisibilidad de los fenómenos atmosféricos y geológicos, y las imprevisibles y caóticas consecuencias que las acciones encaminadas a ejercer control en el medio natural, producen en ese mismo medio. El proyecto Interacciones intenta generar un espacio donde se encuentren y friccionen diversas expresiones de nuestro incesante deseo de conocimiento de la realidad con sus límites y dificultades, y la posibilidad de nuevos y paradójicos territorios donde se inauguren otros sentidos, otras experiencias.
Dentro del proyecto Interacciones, Eolionimia se puede entender como una exploración sobre la fragilidad del hombre en entornos de condiciones geoclimáticas extremas, pero también como un cuestionamiento sobre diferentes modos de representación del paisaje. En las imágenes producidas en estos ámbitos se confrontan y friccionan la incertidumbre y la imprevisibilidad con la humana necesidad de control y previsibilidad.
La experiencia del tiempo lento y el espacio incierto de la alta montaña y entornos de condiciones climáticas afines, se dan en un entorno en el que las circunstancias externas propician la emergencia de un estado de vulnerabilidad. De este modo, la percepción de los nichos ecológicos y geoclimáticos de estos entornos, ajenos y amenazantes, se transforman paulatinamente en percepción de un lugar igualmente vulnerable, en el que conocimiento y experiencia inmediata pueden dialogar frente a condiciones de incertidumbre.
Texto: Santiago Olmo, 2015, para el libro Interacciones, Museo Universidad de Navarra.
El fragmento como paisaje de la fragilidad
Santiago Olmo
Interacciones reúne el trabajo realizado por Javier Vallhonrat entre 2011 y 2014 sobre la experiencia de la montaña, la fragilidad del hombre frente a la naturaleza y las condiciones extremas, pero también sobre los diferentes modos de representación del paisaje.
El inicio del proyecto hay que situarlo cuando Javier Vallhonrat visita la colección fotográfica del Museo Universidad de Navarra en Pamplona en 2010 para participar en el proyecto Tender Puentes y centra su atención en dos fotografías del macizo de las Maladetas, en el Pirineo de Huesca, realizadas por el Vizconde Joseph Vigier tras ascender desde Luchon al Portillón de Benasque a 2440 metros de altitud en el verano de 1853. Estas fotografías pertenecen a un álbum de 38 imágenes que recorren los itinerarios de Vigier por los Pirineos centrales. Se trata de un territorio que JV conoce bien y en ese momento estaba intentando dar forma a un proyecto fotográfico sobre la experiencia de la montaña en condiciones extremas y las fotografías de Vigier son un punto de partida y una posibilidad de dialogar con uno de los primeros fotógrafos que se enfrenta a la montaña desde una experiencia cercana.
Tender Puentes, es un programa de producción, creación e investigación, impulsado en 2004 desde el Fondo Fotográfico de la Universidad de Navarra y actualmente constituye una de las líneas de acción del museo[1]. El proyecto propone un diálogo entre la mirada fotográfica actual y la fotografía del siglo XIX, con el objetivo establecer una mirada crítica sobre la historia del medio fotográfico. El primer paso es que los participantes visiten y conozcan la colección en Pamplona, y a partir de obras, autores o álbumes que les interesen o motiven den inicio a un proyecto fotográfico.
En el caso de Javier Vallhonrat, algunos aspectos de su trabajo de finales de los años 90 y primeros 2000, mostraban condiciones de diálogo muy fructíferas y muy sugerentes con la historia de la fotografía. Para el planteamiento de Tender Puentes ya eran muy pertinentes trabajos anteriores a la propia creación de este programa, como la serie Lugares intermedios (1999) que desde la idea de representación a través de la arquitectura profundizaba en los límites de la verdad fotográfica y las posibilidades narrativas de la verosimilitud y lo plausible como formas visuales de la documentación y la ficción. Pero la pertinencia dialógica con el siglo XIX y con la colección fotográfica de la Universidad de Navarra, aparece sobre todo en ETH (2000)[2], un proyecto que versa sobre la ingeniería, los puentes del ferrocarril y el paisaje de montaña y que conecta con uno de los conjuntos de obra más interesantes y sugerentes de la colección: los álbumes realizados por Jean Laurent y José Martínez Sánchez en 1867 sobre obras públicas, puentes, presas, faros, carreteras y líneas de ferrocarril, que serían presentados ese mismo año en la Exposición Universal de París como muestra del avance de la ingeniería y de las comunicaciones en la España de Isabel II[3].
ETH, cuyo título proviene del nombre de la Escuela Politécnica Federal de Zurich (Eidgenössische Technische Hochschule), aborda la ingeniería como una herramienta de construcción del mundo frente a la naturaleza, y toma en consideración los puentes y el trazado del Ferrocarril Rético (Rhätische Bahn), que conecta los aislados valles del cantón de los Grisones entre sí y con el resto de Suiza, y que diseñaron ingenieros formados en esta prestigiosa escuela. Las primeras líneas empezaron a ser construidas en 1890 y el proyecto se fue completando en la década de 1920, caracterizándose por una arquitectura de inspiración romana, al estilo de los acueductos como el de Pont du Gard en Provenza o de puentes como el de Alcántara sobre el Tajo. En los puentes la utilización de la piedra es un elemento estético y práctico: el diálogo del puente de piedra con el paisaje de rocas es muy fluido visualmente y conecta con la arquitectura local, a la vez la piedra se encuentra en las zonas de construcción.
Javier Vallhonrat construye un paisaje dramático y épico, en ocasiones cargado de ecos románticos: la montaña invernal, sumergida en luces de tonos grisáceos, ofrece un espectáculo casi nocturno, es una naturaleza inquietante. La serie alterna imágenes tomadas directamente en los Alpes con otras de paisajes construidos en minuciosas maquetas.
La naturaleza vuelve a aparece en el siguiente proyecto de Javier Vallhonrat, Acaso (2001-2003)[4] y asume una dimensión experiencial, casi performativa, retomando elementos y aspectos de anteriores proyectos. En esta ocasión hay un intento de trasladar a la acción las ideas. La construcción del mundo aparece como una combinación de planificación desde la idea y fabricación manual. Las imágenes de Acaso tienden a reconstruir procesos elementales de esa construcción, como por ejemplo, a través de la casa o de su idea, visualizada como refugio, cabaña, abrigo o madriguera. Mediante la experimentación, cada imagen resume una acción elemental, la fotografía parece documentar y representar en un fotograma simbólico un proceso, una situación o una condición vital. En cierto modo la tensión por reunir en un solo instante visual la experiencia vital o la acción y la idea o el plano reflexivo e intelectual, funciona como un hilo conductor que atraviesa todo su trabajo. Así ocurre también de un modo muy claro en Autogramas (1991) donde la acción de encender una cerilla determina y activa el acto fotográfico, siendo la única luz de la imagen la que emite la corta vida de una sola cerilla.
Entre 2011 y 2013 JV concluye para Tender Puentes el proyecto titulado 42º N, que subraya la situación geográfica del macizo de las Maladetas, objeto del proyecto, e incide en un intenso diálogo con Vigier. Durante el proceso surgirán nuevos temas y cuestiones paralelas dando lugar a Interacciones que se desarrolla en 5 secciones o capítulos cuya realización llega hasta enero de 2015: 42ºN, Deriva estándard, Registro del márgen, Fricción límite y Eolionimia. Cada sección puede leerse de manera independiente pero también como parte de un recorrido en el que hay una estrecha vinculación de fotografía, vídeos documentales y creativos, instalaciones y maquetas[5].