Nita es una gallina triste y frustrada por no poder tener hijos. Un buen día, decide aceptar lo que la vida le ofrece y dejar de llorar, pero… ¡sorpresa! Van apareciendo huevos de colores de los que nacen pollitos que, al ir creciendo, muestran unos “superpoderes” maravillosos, cada cual con el suyo, diferente al resto, pero todos equilibrados por el más importante y delicado. ¿Podrías adivinar cuál y por qué?
Estos huevos representan los chakras yóguicos (o centros energéticos) en nuestro cuerpo. Por eso, esta historia, sencilla y apasionante, es apta tanto para la didáctica de la disciplina yóguica como para promover la igualdad y valores humanos en grupos infantiles.
