Hace miles de años ya existieron maravillosos efectos de ilusionismo.Aparecen en el primer texto fantástico aportado por Egipto (PapiroWestcar), en varios episodios de la Biblia (incluida la primeraocasión en la que se pilla un truco), en la primera epopeyaculturalmente europea (las varitas mágicas de La Odisea), en lasprimeras obras históricas (Heródoto y Ctesias), en los manuales másantiguos conservados de física recreativa (Filón de Bizancio y Herónde Alejandría), en las primeras guías de viajes (efectos de magiapresenciados por Pausanias), en las primeras novelas conservadas enlatín (El satiricón y El asno de oro), Los efectos de magia seutilizaron, al igual que hoy, para asombrar y divertir. Pero tambiénpara otra peculiar aplicación que le dio dimensión histórica: larealización de impresionantes efectos de magia en los cuales el autorquedaba oculto para así simular prodigios de los dioses. A ojos de los espectadores no existía el mago, quedando la divinidad como únicaejecutora. Es la denominada mano oculta de la magia.Aquellos efectos dan título al libro, rico en contenido y rigor, perotambién de un mar