LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS

LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS. NUEVA EDICION 322 PAGINAS

Editorial:
NUEVA REPÚBLICA
Año de edición:
Materia
HISTORIA
ISBN:
978-84-96744-54-7
Encuadernación:
Rústica
Disponibilidad:
Agotado

24,00 €

La “Noche de los Cuchillos Largos”, en este caso, es el objeto de estudio de Agustín Vargas., autor de un igual de importante trabajo sobre el incendio del Reichstag. Aunque en este caso las conclusiones no sean tan concluyentes por indiscutibles como en el caso del incendio del Reichstag, logra dejar el tema lo suficientemente claro. Lamentablemente, la mayor parte de la documentación a la que tenemos acceso ha sido del “Otro bando”.
En 1933, el problema más difuso era que el pueblo alemán ya no quería extremismos igualitarios a base de agresiones y enfrentamientos, sino trabajo, normalidad, una renovación ética, artística, no sumida en purgas y matanzas, junto a miseria.
Hitler quería esta línea, aunque eso llevara un camino algo más lento para controlar todo el aparato estatal. Y además Hitler temía por su revolución si el Ejército y los conservadores, con Hindenburg como Presidente del Estado, daban un golpe de Estado militar… un enfrentamiento armado entre el Estado, aun no adaptado al Nacionalsocialismo, y la naciente estructura NS hubiera sido nefasto, incluso aunque se ganase por parte de las SA, puesto que los muertos y la violencia hubieran dividido al pueblo y creado un lastre tremendo a la renovación pacífica del paro y la economía. Por eso ya en 1933 Hitler había reunido a los gauleiters en la Cancillería del Reich para indicarles que tras la revolución consumada, debía sucederse una normalización del Estado, y que “una locomo­tora revolucionaria lanzada a toda marcha y que a la máxima velocidad, sin freno, se aventure por un desfiladero, acabaría despeñada”.
No es cierto que Hitler quisiera ser ‘amigo de los militares’ antes que de sus camaradas de las SA. Lo que no podía permitir es que unos mandos de la SA pretendieran a su vez imponer su fuerza al Estado y poner en peligro el logro del poder y la posibilidad de una revolución pacífica como pedía el pueblo y como lo fue efectivamente el nacionalsocialismo.
Recordemos que en todo caso la revolución nacionalsocialista fue francamente pacífica. No hace falta compararla con la Revolución Francesa o la comunista, trementamente sangrientas, sino ya con guerras dinásticas, la guerra de secesión americana, la civil española, etc. etc. El número de muertos que sufrió el nacionalsocialismo en todo caso fue muy superior a los causados por la revolución hitleriana, que se deben limitar prácticamente a la suma de los muertos en el putsch de Röhm y a las víctimas de la Noche de los Cristales Rotos. A brindar el mayor número de testimonios posible sobre el primero de estos trágicos sucesos está apuntado el presente trabajo.