Hace tan solo unas semanas que se ha publicado La Periferia del deseo, del poeta castellano Daniel Zazo.
En La periferia del deseo, la poesía y el arte serán nuestras aliadas para tratar de atravesar la frontera que delimita lo accesible de lo que escapa a nuestro entendimiento. Ellas nos guiarán, pues, tal y como dijo Marguerite Duras, «el deseo es una actividad latente y en eso se parece a la escritura: se desea como se escribe, siempre».
Y sentirme, apenas por unos instantes,
como aquel vendedor ambulante
que, hastiado del carro de heno y su zozobra,
de los peligros que acechan en el viaje
y de los delirios de la carne que, pese a ser efímeros,
siempre se delatan con la urgencia del deseo,
encuentra su razón de ser al contemplar, ebrio,
las ruinas de las torres.