HERRANZ MARTÍN, MANUEL ; XU, JINJING
El Mòz es el equivalente oriental a la lamentablemente perdida República de Zenón, fundador del estoicismo y maestro del cosmopolitismo, la cual, nos refiere Plutarco, podría ser resumida en un solo principio: que todos los habitantes de este mundo no deben vivir diferenciados por sus respectivas reglas de justicia en ciudades y comunidades separadas sino que debemos considerarnos de única comunidad o ciudad. Y tanto el maestro Mò o Mòz como el Zenón y los estoicos basan su propuesta apelando al sentido común humano o logos. Pero el Mòz, más allá de ser una propuesta de unidad humana y un tratado de gobernanza global, es en sí también una experiencia ilustradora. Confucio había señalado que la unidad que aportaban las antiguas dinastías era la paz, pero Mòz se opone a la desigualdad o jerarquía confuciana y su política del Amor Universal es de igualdad o no discriminación. Frente a Mòz levantaron su voz los neo-confucianos señalando que no había sociedad sin estado (Mencio) y los legistas apuntando que una política humana, de igualdad o no discriminación, es contradictoria con la forma inhumana y piramidal d