Desde una perspectiva creativa y novedosa, Joyce Rupp nos invita aadentrarnos en la espesura de la oración y el encuentro con Dios. Para ello, se vale de un símbolo de la vida cotidiana: una taza convertida en vaso sagrado. A través de este icono sencillo, descubrimos suriqueza como expresión de la vida, con su vacío y su plenitud, susroturas y sus defectos.
Usar algo tan simple como unataza ayuda a entender que la transformación ocurre en los pequeñosmomentos de cada día. La taza es la metáfora de la vida misma; parallenarla, necesita ser vaciada.
Para andar estecamino, el libro presenta oraciones diarias para un recorrido de seissemanas, siendo un instrumento muy útil tanto para reuniones enentornos parroquiales, comunidades religiosas y pequeñas comunidadescristianas como para su uso individual.