José María García Linares es un poeta extraño, lleno de alegrías y cicatrices, como cualquier criatura humana que se comunique con otras: domina el destello de lo lírico, tan importante en su vida, y busca darle brillo para que la herramienta útil que realza el mundo, la palabra, sea el eslabón que una a esa separada e imperfecta cadena de personas que es la humanidad. Creo que, con La voz, el corazón, la transparencia podremos estar más cerca de conseguir ese objetivo: intentar comprender las diferencias necesarias que hacen de cada persona un ser único en este mundo. (Juan Peregrina)