¿Está en crisis la democracia? ¿El descontento social generalizado indica
	
	el fin de una era? ¿Cuáles son los “desastres” que pueden hacer tambalear
	
	la continuidad institucional: el colapso económico, los conflictos sociales
	
	intensos, las parálisis políticas? ¿En qué casos los conflictos se resuelven
	
	dentro de las instituciones y cuándo escalan hasta quebrarlas? Eludiendo
	
	los vaticinios que cada tanto anuncian la muerte de la historia, de las
	
	ideologías o del Estado-nación, y muy preocupado por el futuro, Adam
	
	Przeworski, uno de los politólogos más agudos y respetados, presenta
	
	un recorrido iluminador para comprender a fondo la situación actual de
	
	las democracias establecidas.
	
	Sin tecnicismos, a partir de definiciones básicas (¿qué entendemos
	
	por democracia y por crisis?), analizando las condiciones de países de
	
	América y Europa sobre el eje del pasado y el presente, Przeworski explora
	
	primero la experiencia histórica de democracias que se derrumbaron,
	
	como la Alemania de Weimar y el Chile de Salvador Allende, y de otras
	
	que sobrevivieron aun a costa de represión política y ruptura del orden,
	
	como Francia y los Estados Unidos en los años sesenta. Y pone el foco
	
	en el período más reciente, de 2008 hasta hoy, para indagar qué rasgos lo
	
	diferencian del pasado y obligan a pensar todo de nuevo. Así, examina la
	
	desestabilización de los sistemas tradicionales de partidos, el crecimiento
	
	de las derechas, el estancamiento de los bajos ingresos, la polarización
	
	que atraviesa el tejido social y afecta incluso la vida familiar, la caída de
	
	la creencia en el progreso material. Si el statu quo da señales de un
	
	agotamiento en todos los órdenes (la política, la vida social, la economía),
	
	¿qué podemos esperar? ¿Hay indicios de una salida autoritaria o más
	
	bien de una erosión gradual y casi imperceptible de las instituciones
	
	representativas?
	
	Extraordinaria obra de síntesis, este libro reflexiona sobre los problemas
	
	profundos de las democracias –más allá de los líderes coyunturales que
	
	ocupan el centro de la escena– y sobre las razones de la desconfianza
	
	ciudadana, y nos invita a sostener una pregunta sin respuestas obvias:
	
	qué puede ocurrir si los gobiernos no logran mejorar la vida de las
	
	personas que votaron por ellos.