El estudio de las influencias judías y cristianas llegadas al islam a través de tradiciones literarias diversas, orales o escritas, constituyó uno de los temas más frecuentados durante el siglo XIX y una buena parte del XX entre los orientalistas en general e islamólogos en particular.
La dilatada casuística de esos estudios abarca desde las relaciones entre los textos de la Biblia y el Corán hasta las de la producción apócrifa/pseudepigráfica y legendaria judía y cristiana con la literatura de tradición islámica. Allí donde pudiera darse una posible relación, fuera del tipo que fuere, el lugar se convertía en materia de interés y estudio para los especialistas.
Desde el análisis de términos contenidos en el texto del Corán hasta el estudio de topoi y sagas literarias de diverso tipo y extensión recogidas, entre otros, en las Qi a al-anbiyaʼ o en historias universales compiladas por los grandes historiadores musulmanes, los investigadores europeos prestaron atención a todo aquello que en los textos islámicos pudiera tener un origen, o simplemente relación con textos o tradiciones judías y cristianas.
