Gema Martínez, una vecina del municipio de Serra de Outes, (provincia de A Coruña, Galicia, España), se pone en contacto con D. Manuel Arenas, fundador y presidente de la Asociación histórico-cultural "The Royal Green Jackets" de A Coruña y de la Asociación de Amigos del Museo Militar de A Coruña.
Esta mujer le comenta que tiene un féretro que perteneció a su tío y que su historia podría interesarle. Manuel al principio no se lo toma en serio pero ante la insistencia de la mujer y atraído por la curiosidad se acerca al citado municipio en busca de más información.
Gema le cuenta que su tío, Manuel Otero Martínez, nacido el 29 de abril de 1916 y marinero de profesión, se encontraba embarcado como mecánico en el vapor Inocencio Figaredo, amarrado en el puerto de Santander. Estalló entonces la Guerra Civil Española, siendo reclutado en el bando republicano antifranquista cuando contaba con 20 años de edad. Fue herido gravemente en un pulmón y un brazo durante la Batalla de Brunete y hecho prisionero en Barcelona pero, gracias a la intermediación y las influencias de su hermano que había luchado en el bando nacional profranquista, es liberado y regresa a su pueblo, Serra de Outes.
Sin embargo nada sería igual. Desde entonces, la persecución a la que fueron sometidos los que habían luchado en el bando republicano una vez finalizada la Guerra Civil, le impulsa a emigrar a EEUU en el año 1941 en busca de mejor fortuna. Y la encontró. Se muda a EEUU a través de Hawái, para evitar problemas con inmigración. Posteriormente se traslada a Nueva York donde abre un próspero taller mecánico. Su sobrina nos cuenta que, ya de pequeño, Manuel solía construir bicicletas de madera para jugar con ellas. Pero en su mente estaba el objetivo que todo emigrante desea alcanzar, el sueño americano de lograr la nacionalidad.
La forma más fácil de hacerlo era ingresar en el ejército durante 6 meses, así que, aunque en Europa había comenzado la guerra, se alista creyendo que aquel conflicto quedaba lejos de afectar a su país adoptivo, EEUU. Pero el destino, que parecía tenérsela jurada a este buen gallego, le jugó de nuevo una mala pasada. Tan sólo tres días después llegó el ataque a Pearl Harbor y con él la entrada de EEUU en la IIGM, así que Manuel Otero queda alistado en el ejército y en 1943 lo mandan a Inglaterra a completar su entrenamiento, ya de por si amplio dada su experiencia en la Guerra Civil Española. Posteriormente parte a Normandía en el marco de la Operación Overlord.
El Día D desembarca en Omaha Beach, sector este, con las primeras oleadas de infantería, como soldado de primera clase en el 16º Regimiento de infantería de la 1ª División, la mítica Big Red One. Allí como tantos otros encuentra la muerte.
Recibe el Corazón Púrpura a título póstumo y sus restos son enterrados en el cementerio americano de Colleville-sur-Mer, para después ser repatriados en 1948 a Galicia, por petición de su familia. Es enterrado en su panteón familiar en la Iglesia Parroquial de San Juan de Sabardes, y posteriormente se trasladan sus cenizas al cementerio nuevo cercano.
Lo paradójico es que el párroco, en el certificado de defunción, cita una postdata donde dice que "Ha sido enterrado por soldados del Ejército norteamericano con todos los honores. Fecha: 18 de septiembre de 1948".
"¿En esa época Franco permitiría venir a soldados de uniforme para hacer el entierro?", se pregunta Manuel Arenas, quien advierte de que no hay rastro del suceso en la prensa de la época. Sin embargo, el propio Arenas narra que una mujer del pueblo, que cuando sucedió aquello apenas tenía 9 años, dice recordar aquel entierro y especialmente cómo a la persona fallecida se le dio sepultura con una bandera roja y blanca que ella no conocía, además de unos militares que hablaban de una forma extraña y que acompañaban el féretro.
"Es decir, que compañeros suyos debieron venir al entierro de La Coruña", intuye Arenas.
"Es un personaje olvidado durante 70 años y su historia merece que sea conocida en toda España. Tuvo mala suerte en todos los sentidos, era un joven que tenía el sueño de prosperar, el sueño del emigrante gallego. Es el único gallego y el único español. Miramos todos los listados de fallecidos del Ejército americano y había puertoriqueños o mexicanos, pero el único que figura como español era Manuel Otero y murió un día como hoy hace 70 años", afirma Arenas durante el homenaje que se le ha dedicado en su pueblo natal este 6 de junio de 2014.
El paradero de la condecoración se desconoce, aunque se sospecha que pueda conservarla la única hermana viva que le queda, residente en Como, (Italia). También podrían tenerla unos familiares emigrados a Canadá.
La clave para confirmar la identidad del soldado gallego es el número de identificación, (32868826), que figura tanto en los registros americanos como en la caja de madera que contenía el féretro metálico en el que repatriaron los restos.
Se decide colocar una placa en su tumba y ofrecerle un homenaje en el que he tenido el gusto de participar, y al que acudimos con vehículos y uniformes de la época. Este acto se pretende repetir cada año coincidiendo con la fecha del Día D.
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