María Eva Ocampo Vigo, quien en este estudio histórico ha querido recuperar la memoria de los maragatos que se asentaron en Ferrol desde finales del siglo XIX, poniendo en marcha comercios y otro tipo de negocios muy conocidos, como los Botas, los Fuertes o la familia Blanco
La Voz de Galicia
A Toñito Blanco le encantaban las obras públicas porque le recordaba lo que costó conseguir el nuevo dique de Bazán. Incluso con 94 años, cuando apenas podía caminar, pedía alguno de sus hijos que lo llevase hasta Prioriño para ver la marcha del puerto exterior. Se acaba de morir con 96 años. Todavía a los 86 hacía sus pinitos al esquí en la estación de Vaqueira o se bañaba en la playa de Covas. Procedía de una familia maragata de las que se asentaron en Ferrol y As Pontes y forjaron los primeros negocios de ultramarinos de los que luego salieron otras empresas. Hizo también negocios en los astilleros, fue miembro de la Cámara de Comercio e integró muchas de aquellas comisiones de fuerzas vivas que acudían a Madrid a ver a Franco para pedirle cosas. En una ocasión, mientras los comisionados aguardaban en el Pardo, pasó la esposa del dictador. Toñito, tras los saludos de rigor (eran los años 60) y mientras otros no lograban romper la rigidez del momento, se arrancó con una picardía: «Oiga, está usted estupenda». El piropo que ya tiene su mérito dada la destinataria dio sus frutos y la comisión regresó con el dinero para terminar el Hospital General. Toñito estaba casado con Josefina Carballo Calero, la hermana del polígrafo ferrolano, oficial republicano en la Guerra Civil. Él luchaba en el bando franquista pero cuando acabó la contienda y supo que Ricardo se encontraba en peligro en manos de los vencedores movió Roma con Santiago para impedir que fuese fusilado. Y lo logró. Me lo contaba ya con 91, frente a unos camarones y un albariño frío. Delicado, alegre, leal y simpático introducía en los negocios ese punto de atracción que le abría puertas. Como sus antepasados de Castrillo de Polvazares.
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Fue el sabio benedictino Fray Martín Sarmiento, nacido de padres gallegos en Villafranca del Bierzo, el primer estudioso que trató del origen y ascendencia del singular pueblo maragato. Partiendo siempre de su nombre, Sarmiento sostiene que este pueblo o grupo étnico desciende “de aquellos mauritanos o cartagineses” que perseguidos por los romanos se refugiaron en las montañas de Astorga, recibiendo el nombre de “maurellos o mourellos”, que ya eran citados en el Concilio de Lugo.
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A lo largo del tiempo se sucedieron otras teorías sobre su origen: desde autores que apuntaron su procedencia bretona hasta el prestigioso arabista Reinhardt Dozy que los hace descender de los bereberes afincados en Astorga. Mientras muchos estudiosos se inclinan a poner su origen en las montañas asturianas otros ligan su nombre a una evolución lingüística que desde “mauricapti” (moros cautivos) lleva a mara gatos. Incluso autores como Caro Baroja o Miner Otamendi los consideran una suerte de “pueblo maldito”, junto con los pasiegos santanderinos, los agotes navarros, los vaqueiros de alzada y los chuetas baleares.
Su lugar de asiento, la Maragatería (antes llamada La Somoza), es una amplia comarca leonesa de 500 km2, con capital en Astorga y con otras localidades conocidas como Castrillo de los Polvazares, Santa Catalina, Foncebadón o Rabanal del Camino, lugares en los que, antes de existir la actual autopista, los viajeros ocasionales solíamos parar para visitar su especial arquitectura, conocer sus peculiares costumbres y disfrutar de un cocido maragato. De esta zona son los conocidos mercaderes maragatos que desde el siglo XVII recorrieron los caminos de herradura del norte de España, singularmente entre Madrid y Galicia.
JJ Burgoa
Diario de Ferrol
Hai diversas achegas que non se poñen de acordo sobre a orixe do pobo maragato e iso podería ser motivo para organizar algunha xornada que achegara certa luz sobre a procedencia deste colectivo que tanta incidencia tivo, sobre todo no comercio, da nosa historia máis recente e o libro de Eva Ocampo pode ser o alicerce.
Ferrol foi lugar de arrivada de moita xente procedente das terras da Maragatería cuxa capital é Astorga e Eva Ocampo nesta publicación pormenoriza sobre a importancia que tiveron certas familias no desenvolvemento da actividade mercantil na cidade de Ferrol na que aínda residen descendentes daqueles pioneiros que chegaron a se facer comerciantes estables logo de andaren levando e traendo mercadorías de aquí para acolá.
O libro de Eva ocampo ven de ser unha achega para coñecer un anaco máis da nosa intrahistoria.
Ártabra 21