La inexpugnable ciudad de Troya, aliada del Imperio Hitita, controla con mano de hierro el tráfico marítimo a través del estrecho de los Dardanios, gracias a su posición estratégica, cobrando impuestos abusivos a cuantos barcos regresan de comerciar en las ricas tierras del Mar de las Nieblas, provocando la envidia y el odio del resto de las naciones que pueblan el Mediterráneo oriental.
Cuando los hititas se lanzan a la conquista de la isla de Chipre en busca del preciado cobre, fundamental para la fabricación de armas y otros utensilios, se ven envueltos en un largo y costoso conflicto que les impide prestar ayuda a Troya frente a los numerosos enemigos de esta. Momento que una confederación de distintos pueblos aqueos aprovecha para lanzar una gran expedición contra Troya con el propósito de aniquilarla.