En los relatos de mil veces en el mismo río, lo extraño, la violencia y hasta lo sórdido se introducen, en distinto grado, en lo aparentemente cotidiano, o bien es la propia cotidianeidad ?o su núcleo más interno y esencial? la que conforma a su vez formas de violencia y sórdida banalidad; en algunas ocasiones de manera flagrante, extrema y grotesca, en otras como una inquietante y turbadora imprimación ambiental, generándose un estado de tensión en la situación o en los personajes.
En última instancia, se constituye una reflexión sobre si es posible escapar de lo que nos viene dado, subyaciendo temáticas como la sociedad como fracaso y como ahogo, el desencanto y el deseo frustrado de escapar de ella, la relatividad moral que de ello se implica, la posibilidad de verdad o de veracidad (u honestidad), los vicios de las formas de conocimiento, los vicios de las relaciones tal y como nos vienen impuestas y también, en un triángulo desesperación-nostalgia-esperanza.