MULLERES NA GUERRILLA ANTIFRANQUISTA GALEGA

MULLERES NA GUERRILLA ANTIFRANQUISTA GALEGA. ASASINADAS TORTURADAS ENCARCERADAS

Editorial:
LAIOVENTO
Año de edición:
Materia
HISTORIA
ISBN:
978-84-8487-211-5
Páginas:
532
Encuadernación:
RÚSTICA
Colección:
ENSAIO
Disponibilidad:
Disponible en 5 días

33,20 €

Las guerrilleras silenciadas
La investigadora Aurora Marco recupera las vivencias de unas 200 mujeres gallegas que colaboraron con las guerrillas republicanas durante la represión franquista


La investigadora Aurora Marco en la presentación de su libro, ayer en A Coruña. / víctor echave
La investigadora Aurora Marco en la presentación de su libro, ayer en A Coruña. / víctor echave
El franquismo defendía el modelo de una mujer esposa y madre. Pero no todas estaban dispuestas a asumir ese rol, como las 200 guerrilleras que optaron por luchar contra el régimen de Franco. Algunas se encargaban de llevar víveres, armamento e información a los refugiados en el monte. Otras incluso convivían con ellos en sus escondites y participaban en los combates. La profesora Aurora Marco cree que la historia no ha reconocido su importante labor y por eso les da "voz" en su libro 'Mulleres na guerrilla antifranquista galega'

ALEXANDRA MOLEDO A CORUÑA La represión franquista dejó huérfana a la gallega Consuelo Rodríguez y a sus siete hermanos, cuatro de ellos también desaparecidos tras la Guerra Civil. En lugar de quedarse de brazos cruzados decidió actuar contra esta situación y pasarse al bando de las guerrillas que luchaban contra el régimen. Primero como enlace entre los refugiados en los montes de Lugo -en concreto, en el refugio denominado Cidade da Selva- llevándoles provisiones, armas y, lo más importante, informándoles de los movimientos de sus adversarios. Pero no se conformó con este papel y quiso estar en primera línea de fuego participando en varios tiroteos. Para evitar la cárcel se exilió en Francia, donde todavía hoy reside.

El testimonio de Consuelo, de 92 años, es uno de los 200 que la investigadora Aurora Marco recoge en su libro Mulleres na guerrilla antifranquista galega que presentó ayer en A Coruña. Con estos relatos, la profesora pretende recuperar las historias "ignoradas" de estas guerrilleras consideradas como "la columna vertebral" en la logística del movimiento guerrillero. Marco aclara que en Galicia tuvieron una participación más "intensa" que en el resto del territorio nacional debido a la escasa duración de la guerra responsable de una represión "feroz".

Miembros del bando republicano huidos a las montañas gallegas durante la Guerra Civil se organizaron en la Federación de Guerrillas creada en 1942 y en el Exército Guerrilleiro Galego, en 1944. Las mujeres se involucraron en ambas organizaciones encargándose del abastecimiento tanto de víveres como de ropa además del traslado de armas a los combatientes refugiados. También se ocupaban de "abrir nuevas casas de apoyo" a través de sus contactos para acoger a aquellas familias a las que los soldados afines a Franco había incendidado sus hogares por mostrarse contrarios a sus ideas.

Algunas de las historias incluidas en el libro de Aurora Marco también aparecen en el documental Silenciadas, de Pablo Ces. Ambos trabajos comparten un único fin: dar voz a estas protagonistas "silenciadas" durante décadas.

En las dos investigaciones aparece el caso de la lucense Carmen Rodríguez, uno de los más "desgarradores" según la historiadora, por la "dureza" de las torturas físicas y psicológicas a las que fue sometida. Después del fusilamiento de su marido en 1938 decidió sumarse a la causa de la guerrilla. Una vez descubierta por los agentes pasó varios años encerrada en la cárcel de Quiroga. "Le arrancaron las uñas y le quemaron varias partes del cuerpo", explica Aurora Marco recordando el testimonio que le contó la hija de la protagonista. Ya en libertad se marchó a vivir a la ciudad de A Coruña, pero aún así tenía que convivir con la presencia de policías delante de su vivienda todos los veranos cuando Franco venía a veranear al pazo de Meirás (Sada) por temor a que volviese a repetir alguna de las conductas que la condujeron a prisión.

Logística

La provincia de A Coruña también albergó a algunas "heroínas" como las tres hermanas de la familia Gallego Abeledo de Mugardos, cuyo padre murió fusilado en 1936. Dos de ellas pagaron con la cárcel su lucha contra el régimen. Además de Mugardos, la investigadora se hace eco de episodios similares en las localidades coruñesas de A Capela, Oleiros, Ferrol, Ordes y Curtis, esta última muy activa porque en sus montes se resguardaron guerrilleros "a los que la historia ha reconocido" como Foucellas o Pérez-Vilariño.

Pese a tener una causa común, no todas colaboraban de la misma forma. La profesora distingue entre las "guerrilleras da chaira" dedicadas a las labores de logística de las "de monte" que convivían en los refugios y ayudaban a sus compañeros en las batallas. El segundo grupo era el más minoritario pero existen varios ejemplos como el de la oleirense Carmen Temprano, que perdió la vida en un combate en Negreira.

Aurora Marcos define a las protagonistas de su libro como mujeres muy "concienciadas" en la lucha contra el franquismo y muy "adelantadas a su tiempo" al romper con el modelo femenino de la época representado por "una mujer para cuidar de la casa y procrear". Precisamente el hecho de romper con esa "oficialidad" les otorgó una imagen negativa en las décadas de los años 40 y 50.

En las actas de los consejos de guerra consultados por la investigadora, así como en recortes de prensa o informes de la Iglesia y la Guardia Civil, se las calificaba como "prostitutas de rojos" o "queridas de los guerrilleros". "No las juzgaban políticamente como a los hombres sino por su vida privada", aclara la autora, quien cree que con esta actitud se "desvaloriza" el papel que jugaron estas mujeres a nivel político.

Marco considera que la discriminación de género estaba presente en la guerrilla, pero en la actualidad la mayoría de los historiadores se centraron solo en sus vivencias desde un punto de vista masculino, por lo que reclama que la historia se debe escribir también "en femenino". Aún siendo un tema "olvidado", aclara que muchos sabían de su existencia y se convirtieron en "un modelo a seguir" por exponer su vida para defender sus ideas, motivo por el que insiste en que deben ser "valoradas" y "homenajeadas"

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