Un delicioso, vívido, erudito y completo retrato de grupo de los grandes pintores del Siglo de Oro neerlandés. Cuando tenía veinticinco años, el autor se trasladó a vivir a Holanda por amor. Visitó museos, descubrió la prodigiosa pintura de su Siglo de Oro –las obras de maestros como Rembrandt y Vermeer– y empezó a hacerse preguntas sobre el sentido último del arte y sobre cómo nos puede ayudar.