Como familia unida en el nombre del Señor -la comunidad religiosa- es, por su misma naturaleza, el lugar donde se ha de poder alcanzar, especialmente, la experiencia de Dios y comunicársela a los demás, y en primer lugar a los propios hermanos de comunidad. Las personas consagradas a Dios, hombres y mujeres, ¿dejarán de asistir a esta cita de la historia, no respondiendo a la "búsqueda de Dios" que experimentan nuestros contemporáneos, indunciéndoles, acaso a buscar en otra parte, por caminos equivocados, cómo saciar su hambre del Absoluto? VFC.