ALONSO MOLINA,ÓSCAR;HÉRNANDEZ GUTIÉRREZ,ISIDRO
Si, para el Surrealismo, la imagen era una creación libre del espíritu, una invención al margen de cualquier atadura con el mundo aparente o una maquinaria capaz de dinamitar la realidad inmediata y de abrirse a otros espacios imprevisibles, la pintura de Óscar Domínguez (Tenerife, 1906?París, 1957) ofrece una de las versiones más singulares de aquella apertura del pensamiento. La calidad plástica de su iconografía encuentra nuevas posibilidades dentro de la realidad y amplía, hasta el infinito, los horizontes de la imagen, sorprendiéndonos, de pronto, con una descarga onírica y visionaria, con un golpe sorpresivo del azar. Su pintura, sus dibujos y sus objetos constituyen una liberación de la imaginación que atacan, frontalmente, las rutinas, los prejuicios morales, todo lo consabido o adocenado.