Padme, después de tocar el fondo del manantial con la planta de sus pequeños pies, de ver cómo su pelo largo y oscuro baila entre las aguas cristalinas, de captar cómo su fragancia personal se mezcla con la de las flores de loto, y de sentir cómo poco a poco sus pulmones se van llenando de agua, ahogándola lentamente, logra salir de este estado gracias a la mano sumergida de alguien muy especial que ansía ayudarla. Su vida, sus sentimientos y sus miedos, a partir de ese instante, condicionarán su destino.
Padme, de nuevo, te llevará de la mano por su aldea de Yunnan, en China, para que sigas descubriendo la magia que envuelve a las Montañas de Ailao.
