Ricardo Llopesa, enamorado del modernismo y de la figura de Rubén Darío, exploró sin embargo su propia voz poética en una oscuridad que lo acerca al realismo sucio y la transgresión lírica. Tiene su poesía un carácter testimonial, que en algunas ocasiones se ancla a un simbolismo mitológico y en otras recurre a lo versicular para mostrar lo cotidiano.
Es Paraíso artificial una compilación inédita que Llopesa confeccionó en 2013, sin poder llegar a publicar en vida, agrupando en ella parte de sus obras Paraíso terrenal (1996), Iluminados y perversos (2007) y Hospital provincial (1996). Como sostiene Pedro Gandía, editor y prologuista de la compilación, este paraíso de creación llopesiana es una alegoría de conjunto troceada, dispuesta en tres «paneles» de muy diversas técnicas y no mucha variedad cromática, que se intercomunican, dialogan entre sí, urdiendo en torno a ellos la trama que los recrea. Dedicada a los poetas que habitaron el paraíso terrenal de la embriaguez, la obra integra trozos, fragmentos, retazos de vida, fogonazos escenificados de la vida de su autor. Late en Ricardo Llop