Este libro recoge una cuidada selección de textos del Romano Pontífice sobre el tiempo de Pascua.
Pascua
Homilías y textos
5
Índice
Sin la Gracia no podemos hacer nada
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7
La valentía de confiarme a la misericordia de Jesús
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11
¡No debemos temer vivir como cristianos!
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17
Sin la Resurrección, vana es nuestra fe
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21
Adorar a Dios significa aprender a estar con Él
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27
El Espíritu Santo nos da la fuerza
y nos quita el miedo
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33
Jesús, nuestro abogado ante el Padre
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37
La voz de Jesús es única
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43
El Espíritu Santo nos transforma verdaderamente
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47
La piedad popular es un tesoro que tiene la iglesia
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51
El Espíritu Santo se nos ha dado
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57
Los santos, ejemplos luminosos de vida plena
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63
La verdad no es una posesión,
es un encuentro con una persona
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69
¿Estamos abiertos a las “sorpresas de Dios”?
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75
Cada uno debe ser evangelizador,
sobre todo con la vida
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81
¡Jesús ha resucitado! ¡Nosotros lo hemos visto!
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87
Somos peregrinos pero sabemos a donde vamos
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91
6
La palabra de Dios y la Eucaristía
nos llenan de alegría
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95
Ayudarnos a ser buenos pastores
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99
Cuando el padre contempla las llagas de Jesús
nos perdona siempre
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103
El Espíritu Santo nos enseña, nos recuerda
y nos hace hablar
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107
Donde llega el Espíritu de Dios,
todo renace y se transfigura
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113
75
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19 de mayo de 2013
En este día, contemplamos y revivimos en la liturgia la
efusión del Espíritu Santo que Cristo resucitado derra
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mó sobre la Iglesia, un acontecimiento de gracia que
ha desbordado el cenáculo de Jerusalén para difundirse
por todo el mundo.
Pero, ¿qué sucedió en aquel día tan lejano a nosotros, y
sin embargo, tan cercano, que llega adentro de nuestro
corazón? San Lucas nos da la respuesta en el texto de
los
Hechos de los Apóstoles
que hemos escuchado (2,1-
11). El evangelista nos lleva hasta Jerusalén, al piso
superior de la casa donde están reunidos los Apóstoles.
El primer elemento que nos llama la atención es el es
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truendo que de repente vino del cielo, «como de viento
que sopla fuertemente», y llenó toda la casa; luego, las
«lenguas como llamaradas», que se dividían y se po
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saban encima de cada uno de los Apóstoles. Estruendo
y lenguas de fuego son signos claros y concretos que
tocan a los Apóstoles, no sólo exteriormente, sino tam
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bién en su interior: en su mente y en su corazón. Como
