Sinceramente no creo haya respuestas que apliquen universalmente a las emociones que nos suceden en el cotidiano ni creo podemos percibirlas todas de manera consciente. Sin embargo si creo que hay preguntas carentes de signos que nos pueden servir en principio como anestesia. Ahora bien, si esas preguntas luego se vuelven poes¡as la realidad se traduce en una especie de morfina que diluye el tiempo en peque¤os espacios de reflexi¢n. El Paspart£ tiene como objeto una fuerte personalizaci¢n por parte del lector que lo lleve a reconocerse o diferenciarse entre los espacios v¡vidos del libro. All¡ se evidenciar¡a su cuadro, ese lugar suyo, £nico y perfecto. Luego de ello, hay una segunda aspiraci¢n que dentro de lo que escribo me es determinante, ya que al haber transitado las poes¡as, se procura que el lector genere su propio Paspart£, descubriendo por sus propios medios, como muchas a veces la imaginaci¢n ?tal cual lo marca el comienzo- es la realidad que en ocasiones no vemos?
