El silencio es otra manera de hablar, de posicionarse ante un argumento, de protegerse del ruido, e incluso, de acompañar. El silencio también puede ser una navaja balanceándose sobre el pecho, un nudo en la garganta, un acto sumiso, un grito de auxilio, una rabia engullida. El silencio puede ser un inmenso ruido pero callado, un diluvio ausente de palabras que calan hasta una profundidad des conocida. El silencio puede ser bueno, puede ser malo, o puede ser el punto intermedio para no tener que elegir.