Cuando tenía dos años, Eugène Green sintió como su cuerpo se disolvía en la luz. Convertido en eso que dicen que es un hombre, sintió los pasos de un fantasma a su lado en una noche oscura, en la que la nieve no dejaba de caer. Hay que caer para disolverse y ser fantasma, comulgar con los vivos y los muertos, ver el imperio y las ruinas del imperio, seguir el vuelo de pájaros sagrados y percibir la estela inasible que los guía