Catherine François trae a escena a unos héroes culturales casi desconocidos en Occidente, cuyas vidas constituyen fragmentos relevantes de la historia de China y un verdadero ejemplo de sabiduría. Con erudición rigurosa expone en este libro las sutiles relaciones que existen entre las tres grandes escuelas del pensamiento chino: el confucianismo, el taoísmo y el budismo chan.