¿SIEMPRE HA HABIDO VIOLENCIA DE GÉNERO?

¿SIEMPRE HA HABIDO VIOLENCIA DE GÉNERO?

Editorial:
MAPAS COLECTIVOS
Año de edición:
ISBN:
978-84-949091-2-2
Páginas:
88
Encuadernación:
RÚSTICA
Disponibilidad:
RECÍBELO EN 72H

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Necesitamos pertenecer a alguien, a algo, a algún lugar que nos aporte amor, seguridad y un sitio en el que vivir. Necesidades básicas. Desde el primer instante nos vinculamos. Es vital, pues nuestra especie sobrevive así. Y asumimos torres seguras, estructuras que nos protegen. La primera de ellas: la familia. Y para pertenecer asumimos sus ideas, sus pensamientos, emociones y actitudes. Más tarde creamos nuestra propia torre.

siempre-ha-habido-violencia-de-genero-9788494909122Pero hoy las torres han cambiado. Es una maravilla leer a Begoña Pernas. En la conferencia que da lugar a este libro, Begoña nos alumbra de un modo revelador en un imprescindible mapa colectivo, profundo y libre de etiquetas fáciles y rápidas. Sorprenden sus conclusiones analíticas y estructuradas, como que decir «siempre ha habido violencia» no nos lleva a nada; que el patriarcado en sí mismo es violento; o que no es cierto que a más igualdad, menos violencia. En cada afirmación se nos revela una idea esencial que al instante entendemos, y alcanzamos seguridad desde ese conocimiento. El cambio de desinstitucionalización de la familia y el «más vale malo conocido que bueno por conocer»… ¡Menudo refrán! Parece que sea así, mal que nos pese…

Nuestras propias torres, junto con esos cambios en la familia (magistralmente expuestos por Begoña: otras estructuras de pensamiento, esferas sociales y espacios distintos) y la idea de un amor que me da espacio (que no es obsesivo, que no está sujeto a los contratos matrimoniales escritos o sociales), van generando, a su vez, nuevas torres.

Vamos corriendo, cambiando, separándonos, juntándonos, estableciendo nuevos límites, pero con dificultades y con miedo… porque «más vale malo conocido…». Las mujeres, buscando el reconocimiento; los hombres, paz y seguridad.

Desde mi experiencia sé que cuando los límites no son congruentes ni respetuosos, cuando uno no encuentra un sitio seguro o no es visto por el otro y, sobre todo, cuando no fue visto en la infancia, en la primera torre, ante la impotencia y el miedo inconsciente, el amor deja paso al poder y al control y nos aprestamos a ganar, a no fracasar, a no rendirnos.

En la dualidad Yo/Otro u otra, según el grado de daño o miedo, surge «la violencia». Una nueva torre, un espacio seguro, su espacio colectivo; el «magma misógino» al que hace referencia Begoña. Y en esa torre, sus pensamientos son «bajar la cabeza», «pringar», «dejar sus armas de hombre». Desconectan de la mujer real, de su pareja, y se movilizan ?como apunta Begoña? luchando por su libertad.

Todo es un proceso, y en él ante nuestra incapacidad, la de los hombres, la de las mujeres, vamos transitando entre nuestras tres conductas desadaptativas: agresión, sumisión y evasión…«Me vuelvo al mundo de los hombres un rato, respiro y luego regreso…».