La trama explica en un magnífico ejercicio de documentación, y de algunas entrevistas del autor con personas que intervinieron (incluida la prensa que no actuó sólo como testigo), como se urdió por el Poder del Estado todo un Plan para conseguir el objetivo final del expolio patrimonial de los españoles.
Lo que era una negociación laboral por el sindicato histórico de controladores españoles, USCA, se convertía, obligadamente por la quiebra derivada de una nefasta gestión del Ente Público, en un ataque sin precedentes donde se instrumentalizó hasta el estamento militar, y la lógica jurídica más básica, poniendo en duda la supuesta militarización de estos ciudadanos, la declaración del Estado de Alarma y su prórroga en el Congreso. Blanco y Rubalcaba aparecen ejerciendo todo el Poder del Estado en una sobreactuación política increíble, cuando hasta ahora el relato oficial situaba en los fanales y centros de control a los malos de la película.