Un invierno en otoño es un libro emocionante y hondo que surge de una experiencia extrema: el diagnóstico de una grave
enfermedad y, de ahí, la adquisición de una conciencia aguzada por la sensación de transitoriedad y la sombra amenazante de la
muerte. La poesía permite a la voz protagonista de estas páginas transfigurar las circunstancias adversas y conseguir, sin olvidar la
zozobra, un estado de serenidad, renacimiento espiritual e incluso gratitud por la vida gozada y las pequeñas dádivas del instante.
Como se lee en unos versos: «En la desdicha, /la flor del gozo abre con más brío /y muestra más vigor la lozanía».