VARADOS EN EL SILENCIO

VARADOS EN EL SILENCIO

Editorial:
ATLANTIS
Año de edición:
Materia
HISTÓRICA
ISBN:
978-84-946816-1-5
Páginas:
302
Encuadernación:
Rústica
Disponibilidad:
Descatalogado

18,00 €



Tesa, fotógrafa, independiente, atractiva, rebelde, madre de dos hijas, divorciada, idea un audaz plan para desvelar los sentimientos encerrados en el silencio de los corazones de sus amantes pasados. Necesita escuchar las palabras no dichas, las dificultades no reconocidas para almacenar y confirmar su sabiduría y respirar victoriosa unos instantes que le permitan trasformar esa energía en un vuelo ajeno a cualquier conducta establecida, ser libre.

Ella está segura de que los hombres se topan con techos de cristal que empequeñecen sus respuestas en la aventura de vivir y que las mujeres no tienen espejos donde mirarse para definir su ser. Ciegos, locos, cojos, mudos… todos, ellos y ellas, atrapados en un sinsentido voraz, frustrante que compone una Humanidad absurda y ajada. “Varados en el silencio” combina la historia de seis hombres que se han cruzado con Tesa en diferentes momentos de su vida. Un joven sensible, Daniel, será el cómplice de nuestra protagonista, el hilo conductor, un truco: asumirá la personalidad de otro, un hijo abandonado, para poder entrevistar y desnudar las dificultades de la masculinidad en los hombres que conforman el pasado de Tesa: ira, dolor, emociones estancadas y no enfrentadas. En el fondo, entre ellos, surge el autorretrato privado de nuestra protagonista. Una historia circular, situada en lugares que habitó en su infancia, (Biarritz, Sierra pobre de Madrid, Madrid…), individuos equivalentes que ofrecen un comportamiento aprendido, casi grabado en los genes, y una mujer que se niega a cumplir el papel de personaje secundario que se amolda a una sociedad llena de trampas emocionales que aniquilan la vida, la personalidad, convirtiendo a los vivos en muertos vivientes, ajenos a ellos mismos.

Varados en el silencio
Sergio Santiago Romero
Profesor de la Universidad Complutense

Varados en el silencio propone un viaje, pues la narración atraviesa una y otra vez los portales entre el orden real de la vida y orden ficción al de las palabras; un camino de ida y vuelta que va hilvanando con suaves puntadas un texto. Tesa comprendió que escribirse, no es tan sencillo como en origen pareciera. Busca entonces un efecto distanciador que la objetive, que la convierta en materia novelable; un dispositivo que ficcionalice la escritura de su ser y, por fin, distancie el mundo de la vida y el del arte para que la representación sea posible. Entonces, Tesa encuentra a Daniel y a su trasunto, Gerard, su otro-ficcional, el otro yo que todos somos cuando nos miramos desde fuera. Daniel y sus entrevistas con los antiguos amantes de Tesa son el pre-texto que permitirá a Tesa ser sujeto de su novela, El gran fraude, versión de su vida y su preclara comprensión de la lucha de sexos, la castración de los hombres y la garra letal del patriarcado.
Me cautivó el primer título, El ardor de las sirenas, porque me hacía viajar a la literatura. Me llevaba de cabeza a Homero y su Odiseo, a quien Nietzsche solía definir como «el tipo helénico clásico», esto es, un bravucón inmisericorde, irracional y desconsiderado: quizás el primer o segundo macho alfa de occidente. Me llevaba también al contraste entre aquellas damas del mar, las sirenas, sensuales y poderosas, y aquella otra mujer incapaz para la vida, Penélope, negadora de sus sueños y prototipo inmemorial del ángel doméstico. Me trasladaba, por último, al choque entre aquellos dos mundos, el viril-tiránico y el de la hembra poderosa que con su canto decide el rumbo desastroso de los barcos patriarcales. Me imaginaba a Ulises tapando con cera sus oídos para ignorar el canto de las diosas madres, para desatender la voz de la mujer libre que grita desde el fondo de las olas o a La sirena varada de Alejandro Casona donde el personaje de la sirena, elemento fantástico y simbólico que indica en ambos textos la introducción de una nueva interpretación de la condición humana o la belleza del verbo varar, y de la gran tristeza que causan esos gigantes cetáceos, en todo lo demás invencibles, que quedan atrapados en la tierra porque han nacido para la libertad que impone el mar.
El enigma radica en « una avería» en aquel sistema con el que los hombres fijan el rumbo de sus vidas. Ya se lo contó Homero a la Humanidad hace miles de años: los marineros cegaron con cera sus orejas y no escucharon jamás la voz de la mujer, su compañera en el fraudulento negocio de la creación y la apasionante aventura de la vida. ¿Cómo no iban a errar el rumbo si desoyeron a la mitad de la especie? ¿Cómo no iban a encallar en sus miedos y frustraciones sino se dejaron acunar por el canto de las sirenas que arden de amor?