Laurence Sterne fue a Francia en la más estricta tradición del viajero superviviente, necesitado de un clima suave que le alejara de esa cita indeseada que una severa hemorragia pulmonar había amenazado con anticipar. Y extrajo, de ese viaje, este libro elegantísimo que nos permite ver la delicada complejidad de su pensamiento, donde el escritor vence su peculiar batalla con la vida y sus límites y se prolonga, en el tiempo, a través de su obra.
El viaje es una lucha... y una obvia metáfora por la que el ser humano, al cambiar su vida de sitio, trata de imponerse al recuerdo de que es mortal, escribe Elías Canetti acerca del sentimiento de invulnerabilidad y de los dos caminos que cabe tomar para adquirirlo: uno es alejarse del peligro; el otro, ir en su busca.