En el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, hay una escultura en bronce de Antonio Silvestre Sibellino que lleva como t¡tulo ®Dolor de Espa¤a¯ (1939). Repre - senta a un hombre, sentado en una silla, con el torso retorcido por el dolor. El t¡tulo es, evidentemente, ambiguo: la figura puede interpretarse como una alegor¡a humana de la Espa¤a sufriente, pero mucho m s convincente ?sobre todo porque la figura est sentada, y porque de la cintura a los pies aparenta tranquilidad? es ver en ella una representaci¢n mitad realista mitad expresionista del dolor sufrido a causa de Espa¤a por los que viv¡an la guerra como si fuese en carne propia, siguiendo con desesperante impotencia, desde la sedentaria calma de sus escritorios en la lejana retaguardia argen tina, la larga letan¡a de batallas, bombardeos y muerte. Los intelectuales de Argentina, tomando partido con furia vociferante, respondieron a ese dolor de Espa¤a con una ampl¡sima, casi inabarcable producci¢n de ensayos, poemas, narraciones y obras dram ticas. Muchos viajaron a Espa¤a y enviaron a casa textos testimoniales cargados de asombro y emoci¢n. Para c
