No creemos equivocarnos si afirmamos que los años aciagos deltotalitarismo marcaron la vida de un joven que quiso vivir al amparode la luz del medite¡rráneo y de los libros que le cobijaban. Una vida de esplendorosa lasitud se observa en sus primeros escritos, en losque se recoge el amor por el sol y el mar de Argel y de Orán, que contanto lirismo recoge en Bodas; pero también en ese pasaje de La pesteen el que el joven Tarrou le reconoce a Rieux que "Cuando yo era joven vivía con la idea de mi inocencia, es decir, sin ninguna idea''. pero "Un día empecé a reflexionar''. Ese día, que parecía lejano eincierto, llegó, y Camus empezó a madurar, a crecer, y a no dejarsellevar por la aquies¡cencia. Ese día comprendió que no solo existía el asesinato institucionalmente organizado, sino, también, el quecarcome el espíritu de un hombre, hasta hacer que "las alas denuestras almas" (Fedro) se atrofien por completo. A desvelar lo quefue este ominoso período de la Historia dedica sus Cartas a un amigoalemán. Estamos ante un texto que posee un escaso número de páginas.La ingenuidad de un lector que estuvier