CASTILLO RODRÍGUEZ,JOSÉ ANTONIO
Solo un personaje salido, y aquí reinventado, de la genialidad delgran Quevedo podría atreverse a rimar en clásicos sonetos sobre todoese ancestro culinario andaluz. Literatura y cocina se dan aquí lamano y se hermanan para conducirnos y alimen¡tarnos por la sierra ypor el mar, por el llano y las colinas, por el bosque y por el páramo. ¿Anacronismo?, más bien ingenio y buen humor para reinventar nuestrapropia tradición culinaria en la que, ante tanta agresión como nosviene desde dentro y desde fuera, ningún producto era excesivo y donde los dones de la tierra se recibían limpios del honrado campesino.Cocina para recitar, versos para el buen comer, serenidad clásica yencaje silábico y rítmico para confeccionar, con paciencia yperfección, ingredientes básicos en la buena cocina de siempre, esossen¡cillos y exquisitos platos, tan llenos de armonía, tan plenos desabor, tan rotundos y alimenticios, con que nuestras madres su¡pieroncriarnos en buena hora.