se encuentra desde hace tiempo en la m s absoluta de las ruinas tanto econ¢mica como emocional. El detonante parece haber sido-entre otros- el incendio que asol¢ su casa y del que salieron indemnes tanto ‚l como sus dos preciosas criaturas.Fran ha conocido a Nelly, Nellyta,ÿ una viejecita peruana encantadora y madre de su amante que le tiene embelesado con sus historias del m s all en las que ella, visionaria, ha participado para ÿsu desgracia. Sus experiencias le causan gran inquietud aunque ‚l, racional donde los haya, no les d el car cter divino que ella les concede, pero con todo le agrada escuchar y hacer volar su martirizada mente en estos £ltimos tiempos. Con dichas narraciones parece identificarse, como si de alguna manera las hubiese vivido, pero las desecha por inveros¡miles.En su c¡rculo de conocidos empiezan a aparecer personas muertas en extra¤as circunstancias cre ndole la m s que normal inquietud ,sin embargo de alguna forma siempre encuentra una raz¢n para justificar su ausencia: su £nica sobrina obsesionada con el suicidio aparece a los pies de una edificaci¢n abandonada, su mejor amigo
